El hombre, desde la antigüedad, ha querido siempre adivinar, ver, interpretar de alguna manera cuál era el futuro que le esperaba y por eso siempre elaboró alguna técnica de adivinación. En la época Shang de los chinos, hacia el 1700 A.c. se echaban caparazones de tortuga al fuego e se interpretaban las diferentes rajaduras que se hacían. En Babilonia las profetisas poseían unas piedras que parecían ser aerolitos, cuyo contacto despertaba la visión profética.
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Anne Salisbury, Greg Meyerhoff
Enric Corbera
Aharón Shlezinger